Massa anunció la quita de Ganancias

 


El ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (UP), Sergio Massa, metió un gol político-electoral con el anuncio del final del cobro del impuesto a las Ganancias sobre los salarios, una vieja bandera del sindicalismo, tanto que en su momento fue la piedra de toque de un enfrentamiento entre el moyanismo –uno de los sectores que representa a los trabajadores de mayores ingresos– y la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El tema, que tiene sus bemoles –incluso en materia de justicia social– supone, de cualquier modo, un impacto fuerte en una campaña abundante en polémicas pero avara en novedades, y mete a la oposición, en especial a Juntos por el Cambio, en un brete difícil de resolver.

La medida se expresará en un proyecto de ley que se enviará al Congreso para eliminar la llamada "cuarta categoría" a partir del 1 de enero próximo, pero en los hechos comenzará a regir desde el primer día del mes que viene merced a un decreto de necesidad y urgencia (DNU) que elevará el mínimo no imponible a 1.770.000 pesos.

Cuando anticipó la medida el miércoles de la semana pasada en una aparición televisiva, desde Juntos por el Cambio hubo chicanas y lo azuzaron a no esperar a ganar las elecciones. Insólitamente, esas referencias del antiperonismo no lo vieron venir y Massa lo hizo.

¿Y ahora? ¿Cómo hace la oposición para oponerse, cosa que se supone que debería hacer según los manuales electorales, cuando se trata de un beneficio tangible para 800.000 contribuyentes-votantes, que verán una mejora de sus ingresos de hasta el 21%? ¿Cómo si esa misma fue una de las mayores promesas incumplidas del gobierno de Mauricio Macri?

De hecho, desde Juntos se ensayaron ayer balbuceos de protesta, pero el brete es enorme: oponerse implica poca cosa –mientras haya voluntad política para elevar el mínimo no imponible, la misma regirá– y, además, sería piantavotos. Igual lo intentaron con contorsiones dignas de admiración.

Mientras, uno de los aspectos políticamente relevantes de la decisión es que el universo de 80.000 contribuyentes que seguirá gravado por esa imposición está compuesto por funcionarios políticos, personas beneficiarias de jubilaciones de privilegio y otras categorías a las que La Libertad Avanza (LLA) les aplica el estigma de "la casta". El mileísmo no podría oponerse a una reducción de impuestos porque, de hecho, los detesta todos… ¿o solo rechazará los que se aplican a las familias más ricas y a las empresas más grandes? Se verá…

LetraP

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