El ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria (UP), Sergio Massa, metió un gol político-electoral con el anuncio del final del cobro del impuesto a las Ganancias sobre los salarios, una vieja bandera del sindicalismo, tanto que en su momento fue la piedra de toque de un enfrentamiento entre el moyanismo –uno de los sectores que representa a los trabajadores de mayores ingresos– y la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. El tema, que tiene sus bemoles –incluso en materia de justicia social– supone, de cualquier modo, un impacto fuerte en una campaña abundante en polémicas pero avara en novedades, y mete a la oposición, en especial a Juntos por el Cambio, en un brete difícil de resolver. La medida se expresará en un proyecto de ley que se enviará al Congreso para eliminar la llamada "cuarta categoría" a partir del 1 de enero próximo, pero en los hechos comenzará a regir desde el primer día del mes que viene merced a un decreto de necesidad y urgencia (DNU) que elevará el mínimo no imponible a 1.770.000 pesos. Cuando anticipó la medida el miércoles de la semana pasada en una aparición televisiva, desde Juntos por el Cambio hubo chicanas y lo azuzaron a no esperar a ganar las elecciones. Insólitamente, esas referencias del antiperonismo no lo vieron venir y Massa lo hizo. |
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