Innovación, participación ciudadana y gestión pública
La sociedad está en constante transformación, con desafíos aún sin resolver que se arrastran desde hace muchas décadas, pero además, en la vorágine de estos tiempos, el avance de la tecnología, la circulación masiva de la pseudo información, el consumo como un proceso de comunicación en el que se intercambian discursos y significados simbólicos, crea sus propios desafíos contemporáneos.
Por ejemplo, cuando estábamos atravesados por el drama de la pandemia, escuchar voces que repensaban los temas emergentes fue un acto muy enriquecedor, porque de alguna manera ordenaban las necesidades que atravesaban las carencias históricas, pero también los actuales, inmersos en un desafío, que si bien no era nuevo (hay registros históricos de pandemias) demostró encontrarnos sin herramientas para abordarla.
La urgencia y necesidad de contar con administraciones públicas que respondieran a las demandas ciudadanas en momentos críticos, demostró que países centrales con una vasta infraestructura y presupuestos abultados, no pudieron hacerle frente a la pandemia, por haber relegado al estado a una vil servidumbre de las empresas con intereses creados.
Por esto y otros tantos ejemplos a lo largo de la historia local y mundial, es necesario un estado fuerte, en todos sus niveles (comunal, municipal, provincial y nacional) que garantice principalmente la participación del actor fundamental de la democracia, que es ni más ni menos que sus ciudadanos. El diálogo y el intercambio de ideas son claves para enfrentar los desafíos del futuro, interpelar a los distintos grupos etarios de la sociedad, es imprescindible para buscar el abordaje acorde.
El desafío de entender los nuevos paradigmas sociales es crucial para que los discursos no caigan en agendas tradicionales que ya están agotadas, con problemas que ya no representan los desafíos actuales.
La agenda emergente está en la mente de los innovadores. Por eso llaman 'travesía' a la innovación pública, entendida como un proceso que requiere un cambio de mentalidad"
Innovar es intentar hacer mejor y buscar nuevas maneras de hacer las cosas para mejorar. Asimismo, uno de los mayores retos es identificar los temas que atraviesan el esfuerzo conjunto por mejorar la respuesta de las administraciones públicas a las necesidades de la población.
La innovación busca impactar en las prácticas y en el desempeño real de las administraciones. Todos sabemos cómo deberían funcionar las cosas según las normas, pero el desafío verdadero está en cerrar la brecha entre lo que dice la ley y lo que sucede en la realidad.
El desafío de mejorar las instituciones públicas implica involucrar a la ciudadanía. Es fundamental educar a las personas para que entiendan el impacto directo que esto tiene en su vida cotidiana.
Se dejó de ver a los funcionarios como rendidores de cuentas sólo ante el ejecutivo. La información pública debe ser un patrimonio social, de fácil acceso y pasible de ser discutido.
Por último, no debemos limitar lo público a lo estatal, porque excluye a la ciudadanía. La administración debe enfocarse en las personas, quienes son en definitiva quienes delegan su poder en el estado, ampliando de esta forma el alcance de lo público.
Debemos preguntarnos, ¿la calidad institucional deviene de una sociedad instruida o es el estado el que debe marcar el camino hacia este logro?
Nicolás Sardo
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