Amigos de lo ajeno
Imponer el relato de un espacio político debería ser, en la era de la información, la premisa de cualquier campaña proselitista. Teniendo en cuenta la multiplicidad de medios con los que se cuenta, uno creería, que llegar a todas las personas de un lugar determinado, debería ser bastante fácil. Pero ¿qué pasa, cuando ese relato no es verídico o directamente atenta con otros relatos que trabajan en paralelo o por el mismo fin? En la era de la posverdad, hemos logrado que el contenido no sea tenido en cuenta y se genere mayor atracción por lo visual, lo instantáneo y efímero. En la política ya no importan las ideas o el debate de contenidos, es más bien una carrera (de la rata diría Kiyosaki) por quien impacta más por su relato. Este flagelo, lo vivimos incluso en nuestras pequeñas localidades, que en la vorágine que se plantea por pertenecer, se asimilan estas prácticas sin haber analizado el daño que ya vienen ocasionando en los lugares de origen. La muestr...